jueves, 30 de octubre de 2008

Su nombre

Sabía casi todo de ella, o por lo menos desde que yo la conocí, sabía que le pasaba, que sentía. No eran necesarias las palabras, me bastaba con mirarla a los ojos, interpretar el brillo de sus ojos, y así sabía, sabía cuando estaba feliz y cuando triste. Sabía hasta cuando se sentía rara, cuando ella no sabía bien su estado de ánimo, sabía cosas que a ella le eran imposible de explicar. Sabía cuando tenía ganas de llorar y cuando de reír a carcajadas.
No voy a decir que sabía todo, nunca se sabe todo del otro es más es muy difícil que la gente llegue a conocerse realmente bien, todo depende de lo que la otra persona te quiera hacer conocer.
Todo cambio, ya no sé que le pasa, ella no me transmite sus sentimientos el brillo de sus ojos me resultan indescifrable, es como si todos las formas que teníamos para comunicarnos se hubieran bloqueado, hay momento que parece que jamás existieron. Ya todo lo que a ella le pasa es ajeno a mi, la gran parte del tiempo siento que estoy al lado de una completa extraña. Es más creo que
hasta olvide su nombre.

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